La armoniosa renovación en la programación de Radio Villa María se vio alterada cuando el locutor y periodista Ariel Grande, conductor de las mañanas de sábado y domingo, disfrazó de persecución política su desvinculación de la emisora de calle Santa Fe decretada por el bajo rating y su incapacidad para aceptar sugerencias.
El muchacho de la voz grave encendió en ventilador y empezó a salpicar para todos lados de modo que consiguió apoyos y solidaridades de quienes un día antes lo acusaban de oficialista (Rinero, Calnegia, Gatti, Sivel, Cispren, etc.).
Acostumbrados a tejer por debajo de los periodistas trepadores, algunos políticos locales también hicieron llegar su apoyo en mensajes internos de facebook, como para no quedar en evidencia, pero el amigacho Grande, hizo públicas esas expresiones de condolencias forzando a que ahora le entreguen en forma real y material el apoyo espiritual ofrecido.
Reconfortado hoy Grande amenaza con volver a dormir oyentes desde otro rinconcito del dial.
Amén de las cualidades frente al micrófono de Ariel, El Grande, este bolonqui vino a mostrar que el gerenciador artístico Héctor Farías no es del todo prolijo.
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