Un debate más interesante prometen Accastello y Olaviaga con el primer cruce que protagonizaron en el incio de una campaña que tal vez los tenga como los contendientes más ideológicamente puros.
Ayer Olaviaga se vistió de republicano, imaginó que estaba en Octubre del 83, y expresó una decena de buenas intenciones como la declamada transparencia, el sanitario interés por las instituciones y la higienica preocupación por la limpieza de las paredes. Para eso es un radical. De paso recordó al oficialismo la promesa inclumplida del Banco Regional.
Hoy Accastello se vistió de pragmático, imaginó que estaba en Diciembre de 2011, y le respondió que el Banco Regional se hará en lo inmediato, lo acusó de sacar réditos económicos con la Universidad Católica de Salta y le enrostró el desconocimiento de la realidad barrial que él sí tiene. Para eso es un peronista. De paso le recordó la impericia gobernante de los radicales.
Cuando parecen hacerse difusas las diferencias doctrinarias con la irrupción local de partidos personalistas, al menos en Villa María, la promesa de reedición del clásico Peronistas vs. Radicales alienta la posibilidad de que modos de gobierno y concepciones opuestas sean consideradas por los votantes.
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